Las antipodas

La poda es una actuación que debe respetar al árbol y que tiene como fin mejorar y reforzar la estructura del mismo. Por parte del podador se requiere de conocimientos técnicos de botánica y de ejecución. Las podas drásticas hacen un ejemplar inseguro y abocado a la muerte. Los desmoches y los cortes mal realizados son simplemente injustificables. Son la anti-poda. Conocer la especie y sus necesidades espaciales elude la mayoría de problemas con el arbolado. Las podas deben realizarse sólo para garantizar y fortalecer la estructura, evitando las actuaciones agresivas.

Nos vais a permitir un juego de palabras para introduciros en el contenido de este artículo. Nos hemos visto en la necesidad profesional y moral de denunciar públicamente lo que para nosotros son mutilaciones innecesarias.

Estamos seguros de que muchos de vosotros habéis reparado en las aberraciones practicadas en todo tipo de arbolado: tanto en parques y jardines públicos, como en zonas verdes privadas. Hablamos de la anti-poda. En este concepto englobamos todas las malas praxis que por ningún motivo han de realizarse en una actuación de poda. Son injustificables: son las antípodas de la poda.

Para evitar hacer demasiado denso el artículo con tecnicismos, parafrasearemos la máxima de K.W. Allen “La poda tiene un fin… y éste es reforzar la estructura del ejemplar que se trata” . Esta frase es todo un manual de las buenas prácticas en si misma. Pero en la actualidad, lamentablemente, las malas prácticas no son residuales. Las seguimos observando con demasiada frecuencia.

La anti-poda reúne una serie de técnicas de origen “mítico” que dan pie al absurdo más absoluto. Cuando se piden explicaciones para justificar esas actuaciones arboricidas nos encontramos con respuestas como “Siempre se ha hecho así” o “Cuanto más bajamos el árbol más seguro” o el ya clásico “…así brota más fuerte en primavera”. Todas ellas son muy comunes y no hacen más que demostrar la nula formación del ejecutante.

Los podadores debemos tener formación técnica que asegure un conocimiento de los conceptos básicos necesarios para realizar estos trabajos respetando la integridad del ser vivo con el que estamos interactuando. Si no, el ejemplar está condenado a morir lentamente. Hay que respetar al árbol.

Los desmoches (cortes bajos en ramas principales), lejos de evitar un problema, harán que en el futuro los problemas sean varios:

➔ Provocan que multitud de yemas de madera vieja se expresen para generar una masa foliar lo suficientemente grande para nutrir al ejemplar y sobrevivir (brotación o vegetación de emergencia). Son ramas vigorosas o chupones que en muchas ocasiones tienen un mismo punto de inserción en el tronco por lo que son débiles y no deberían servir para montar sobre ellas la nueva estructura del árbol.

➔ La brotación de emergencia consume mucha energía del árbol, lo que produce un debilitamiento y un estrés innecesario.

➔ Los cortes en estas intervenciones son de gran diámetro y al árbol le cuesta cicatrizar. Por esto se dan pudriciones y desecaciones en estas zonas.

Muerte del ejemplar o debilitamiento que provocará una muerte prematura.

➔ Copas enmarañadas y poco oxigenadas. Condiciones óptimas para pudriciones, plagas y enfermedades.

➔ Cambio en la forma natural de la copa, al que difícilmente consiga volver.

Ramas inseguras y mal insertadas. Son débiles frente a viento, nieve y tormentas.

➔ Las reacciones son muy distintas en función de la especie.

➔ En ocasiones (las menos), se puede recuperar parcialmente mediante actuaciones progresivas que nos ocupan varias temporadas. La mayoría de las veces, el daño es tal que lo único que podemos hacer es aconsejar su apeo con el fin de evitar posibles accidentes.

 

Ejemplos claros de desmoches. En la foto de la derecha se aprecia la reacción del árbol:crecimiento de emergencia vigoroso, desordenado y que se asienta desde casi el mismo punto. ¿Cómo volvemos a hacer que este árbol sea seguro en un futuro?

 

La gran mayoría de “problemas” que nos pueda ocasionar un árbol en nuestro jardín son evitables si se siguen unos criterios lógicos de elección: el espacio y las características morfológicas y necesidades biológicas de la especie. Los podadores, estamos obligados a conocer las características y necesidades de los árboles que tratamos. En caso contrario estamos abocados al fracaso. No podemos cercenar partes del ejemplar por capricho, sin criterio técnico. Debemos ser conscientes de que el daño que ocasionemos puede ser irreversible. El arbolado no es un mero elemento del mobiliario urbano y merece que se le trate con respeto.

Pasamos explicar los criterios básicos para la correcta elección de especie:

El porte.

• Es el tamaño a primera vista y la forma de su copa que puede ser; alto, medio y bajo. Por su copa, el porte que puede ser Estricto o columnar, como por los Cupressus serpenvirens estricta o conocido como Ciprés de cementerio. Un claro ejemplo de porte esférico lo encontramos en el Ulmus pumila umbraculífera (que por cierto, rara vez es necesario podarlos) y como ejemplo de porte piramidal Abetos y Cedros son ejemplos claros. Independientemente del porte que tenga el ejemplar, debemos respetar una distancia mínima entre éste y las infraestructuras que tenga alrededor. Cuanto más distancia mejor, pero como mínimo se debe dejar entre 3 y 5 metros de margen… y nada de ubicar árboles bajo tendidos eléctricos

El crecimiento

• Se tiene en cuenta tanto la longitud como el ancho de nuestro ejemplar. Existen tres tipos de crecimiento; el lento o contenido, el moderado y el rápido. Boj, La morera (Morus sp.), el chopo (Populus sp.) o brousonetias respectivamente. Generalmente, las especies con maderas mas duras tienen un crecimiento más contenido, ocurriendo lo contrario en las especies con maderas más blandas.

Por el tipo de hojas y su ciclo

• Pueden ser: lanceoladas, sagitadas, aciculares, ovoides, acorazonadas… Por su ciclo pueden ser perennes o caducas. Muy importante tener en cuenta este factor, sobre todo cuando queremos sol en invierno y sombra en verano.

• Otras menos visibles pero igual de importantes son:

Por la forma y el crecimiento de su raíz.

• En los jardines urbanos y particulares es fundamental conocer el tipo de raíz de las especies. La raíz pivotante no es problemática, tiende a profundizar sin más. La raíz fasciculada se abre como las varillas de un paraguas… Mucho ojo con las piscinas y arquetas de registro de aguas.

• Por necesidades hídricas o factor de rusticidad.

• No todas las especies tienen las mismas necesidades hídricas. Existen especies como los Sauces, que necesitan más agua que los Olmos y los Olivos, por poner un ejemplo. Conocer este factor nos ayudará a elegir bien…

• Por necesidades de exposición.

• Hay que tener en cuenta este factor a la hora de ubicar el ejemplar elegido. No todas las especies se adaptan a exposiciones aleatorias. Los Tilos por ejemplo, desarrollan unas quemaduras tremendas cuando se plantan a pleno sol. Por eso cuando son jóvenes hay que vendar su tronco para protegerlos. Si se les hace una poda demasiado severa siendo árboles adultos les ocurrirá lo mismo. En nuestro vivero de confianza nos informarán sobre el tipo de exposición conveniente para el ejemplar elegido si son especies que toleran el pleno sol, sol moderado, sombra y semisombra.

• Por sus preferencias en el tipo de suelos.

• Aunque el abanico de especies que se adaptan a todo tipo de suelo (Mientras estén bien drenados) Nos podemos encontrar con especies un poco mas sibaritas con este factor. Algunos tipos de Ficus prefieren suelos mas ácidos, mientras que las Acacias les gusta el PH un poco mas alto.

Entonces…¿Por qué se poda? Os preguntaréis… Pues única y exclusivamente por motivos de formación y sanitarios. La poda de formación es un tipo de poda ligera que se practica al ejemplar desde que es joven, ramas que se rozan entre unas y otras, malformaciones, o ramas bajas que amenazan y compiten con las ramas mas altas son el objetivo de la tijera en esta modalidad. La poda sanitaria se practica en árboles afectados por enfermedades, se eliminan las ramas enfermas y puntisecas, se fresan pudriciones, se limpian oquedades, e incluso se aplican drenajes y masillas…. Todas las actuaciones persiguen conferir al árbol una estructura sólida y segura.

Una vez aclarado esto surgirán otras dudas, por otra parte muy lógicas. ¿cuándo se poda? ¿hay que podar todos los años?

Vamos a empezar aplicando la norma general a la primera pregunta. La respuesta en cuando la planta está en descanso vegetativo desde finales de Otoño a principios de Primavera los árboles de hoja caduca no tienen hojas y se ve toda su estructura. ¿Fácil no?… Vamos a complicarlo un poco. Lo ideal sería evitar las heladas. Estos fenómenos meteorológicos dañan la superficie y el cambium. El cambium es una de las capas mas importantes que tienen el árbol ya que de ahí parte su regeneración celular. Por lo tanto, si dañamos esta capa dificultaremos la formación del tejido cicatricial o lo retardaremos. Esto último se hace mas patente aún en las maderas más blandas y es por esto que lo aconsejable es podar en la transición de invierno y primavera, cuando la sabia comienza a moverse. El tiempo de reacción para cicatrizar la herida que le practicamos será mas corto porque el cambium estará más activo. En primavera, por contra, hay más insectos y hongos activos por lo que puede ser conveniente aplicar un “desinfectante” en el corte. Un poco de tintura de azufre coloidal (no el que venden en las droguerías) es más que suficiente.

Lamentablemente con esta opción, la temporada de poda se reduce mucho y en zonas con gran número de ejemplares no vemos en la necesidad de alargar lo máximo posible el tiempo efectivo de los trabajos. Todo esto sin contar con los días de lluvia y fuerte aire, que dan al traste con muchas jornadas. Por previsión empezamos al finalizar el Otoño.

A la segunda de las preguntas responderemos con un rotundo NO, y es muy sencillo: si un árbol no tiene problemas sanitarios, no ha sufrido ningún accidente y se encuentra reaccionando de forma positiva a la poda anterior no es necesario actuar. Una ligerísima actuación eliminando ramas muy bajas o incipientes malformaciones será suficiente.

Como venimos diciendo, la causa de las anti-podas es una mala praxis del podador. Pero… ¿a quién se contrata para realizarlas?

Como es normal se suelen pedir diversos presupuestos y casi siempre se opta por el más barato. En un sector con tanto intrusismo laboral como la jardinería, esto puede tener un “precio elevado” a posteriori. Como empresa especializada en podas hemos visto de todo: podar en altura subidos a una pala de una excavadora, tirar de un árbol a talar con una furgoneta para guiar la caída, ramas que rompen tejados o coches por no atar las ramas… Estas situaciones las conocemos porque eran trabajos que nosotros hemos presupuestado y que finalmente se han contratado a personal no profesional con unos honorarios muy bajos . El cliente se deja convencer cuando el presupuesto es ostensiblemente más bajo que el de de una empresa profesional de poda. ¿Pero qué garantías ofrecen?¿Cómo ejecutan el trabajo? ¿Son podadores?

Es verdad, la poda no es una actuación barata. Pero requiere técnica, conocimiento y experiencia. Además conlleva riesgos. Una poda de desmoche es una poda más cómoda para el podador, más fácil de ejecutar y que precisa de mucho menos tiempo. Así se consigue bajar los precios. No hay otra manera…

Esperamos que el articulo les haya sido esclarecedor. Si es así, hemos conseguido nuestro objetivo. Ahora ya conocen el sentido del título del artículo, Agrópolis Jardín se encuentra y se siente en las Antípodas de estas malas prácticas.

Un saludo.

Jose Emilio Cuerva González
Alberto Campos Martos

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